- Profesionales de los servicios de Salud Mental y responsables asistenciales de los hospitales del grupo sanitario Ribera alertan sobre las consecuencias de la reducción de la vida social y las visitas en pacientes con enfermedades largas
- El progreso de la vacunación mejora sus expectativas con la recuperación de parte de la actividad social y les proporciona energía para continuar con sus tratamientos
Valencia, 25 de junio de 2021 – Profesionales de los servicios de Salud Mental y responsables asistenciales de los hospitales del grupo Ribera alertan sobre una mayor presencia de emociones negativas y alteraciones en el ánimo de los pacientes crónicos, como consecuencia de la pandemia. El Covid provoca más miedo, estrés, ira, desgaste y labilidad emocional (cambios rápidos en el estado de ánimo) en estos pacientes que en el resto de la población, según explica el jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario del Vinalopó, el doctor Jesús Mesones. “Durante estos meses, el desgaste emocional está siendo muy importante, sobre todo por la disminución de las relaciones sociales y la falta de visitas médicas, que ha hecho empeorar la calidad de vida de muchos pacientes”, asegura.
Para José Miguel Barahonda, psicólogo clínico de la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario de Torrejón, gestionado por el grupo Ribera, “la situación de crisis que vivimos, nos ha llevado a todos a enfocar y a veces sobredimensionar el malestar preexistente en nuestra vida, sin poder recurrir a las soluciones previas que hasta esta fecha nos mantenían distraídos o en equilibrio, porque tenemos menos contacto con los demás y participamos en menos actividades culturales o de ocio fuera de casa”. Asegura, además, que “la pérdida de familiares, que pueden ser además los cuidadores principales, la ruptura de relaciones o los problemas económicos son factores que han podido agravar patologías previas, y también han podido surgir síntomas que no había aparecido hasta la fecha como el abuso de alcohol, trastornos alimentarios, sintomatología obsesiva o ansiosa”. “Nadie está inmunizado para el dolor y las situaciones complicadas”, añade.
El jefe de Psiquiatría del Hospital Ribera Povisa, el doctor Leonello Forti, asegura por su parte que “la reacción a la pandemia entre estos pacientes depende de la personalidad previa y también del tipo de enfermedad que sufren”. Sin embargo, apunta que “las personalidades más afectadas por la pandemia son las histriónicas e hipocondríacas”, mientras que las menos afectadas resultan ser las esquizoides y evitativas. En general, añade, “hay dos grupos de pacientes crónicos: los preocupados por sí mismos, que están hipervigilantes para no ser contagiados; y los que son más compasivos, se vuelcan en los otros y se preocupan ante todo por no contagiar, sobre todo a personas mayores”.
Para la responsable asistencial del Hospital Ribera Almendralejo, Mari Carmen Macías, donde se atiende a un volumen importante de pacientes crónicos, “se percibe una mayor labilidad emocional como consecuencia de esta pandemia, con tendencia a estados de ánimo depresivos, agravado por las restricciones en el régimen de visitas durante todos estos meses, impuestas por Salud Pública”. Afortunadamente, el ritmo de vacunación está aliviando muchas de esas restricciones y, paralelamente, beneficiando al estado de ánimo de los pacientes crónicos. “La preocupación principal entre ellos ha sido el contagio, tanto propio como de seres queridos”, añade el doctor Mesones.
Y el futuro ¿cómo se plantea para los pacientes crónicos?
“El progreso de la vacunación ha hecho que se vea presente y el futuro de estos pacientes y de la sociedad en general con mejores expectativas ya que permite la vuelta de los contactos sociales con menos restricciones”, asegura el responsable de Salud Mental del Hospital del Vinalopó. El doctor Forti añade que “la mayoría de estos pacientes afronta el proceso de vacunación con seguridad y esperanza y muy pocos con desconfianza”.
Para ayudar a los pacientes crónicos a regular sus emociones y miedos el doctor Mesones aconseja evitar la sobreinformación, porque puede aumentar innecesariamente la preocupación y el estrés y generar angustia, ansiedad y miedo; mantener rutinas saludables, con horarios y actividad física y mental; seguir en contacto con otras personas, aunque no sea de forma presencial, sobre todo si son mayores o dependientes; realizar actividades para distraerse, porque disminuirá la tensión emocional y aumentará la sensación de bienestar; y fomentar el autocuidado de la salud, usando técnicas de relajación, cuidando las emociones y buscando siempre la parte positiva de cada situación. José Miguel Barahonda, psicólogo clínico del Hospital de Torrejón, añade a estos consejos la importancia de “dedicar un tiempo a la escucha interna para tomar conciencia del propio malestar y poder expresarlo, facilitando tiempo y contacto con los más cercanos para hacerlo” e incluso, añade, escribiendo o dibujando sobre esos sentimientos. También aconseja “centrarnos en el presente ante la incertidumbre y miedo a un futuro indefinido” e “iniciar nuevos aprendizajes”.