- Recuerdan que niños pequeños, mayores, embarazadas y personas con el sistema inmune debilitado por tratamientos o enfermedades crónicas tienen más riesgo de sufrir una intoxicación y de que ésta alcance mayor gravedad
- Aconsejan evitar la carne poco cocinada, especialmente la picada, lácteos no pasteurizados, productos con huevo crudo, vegetales crudos sin pelar si no se han lavado correctamente, conservas caseras y postres con nata o crema a temperatura ambiente
Profesionales del grupo sanitario Ribera han advertido hoy sobre las causas más frecuentes de las intoxicaciones alimentarias en verano, provocadas sobre todo por el calor no controlado sobre los alimentos, por dejarlos al sol o en ambientes con temperaturas elevadas, y la mala manipulación, al romper la cadena de frío o descuidar las medidas de higiene de manos y utensilios.
“Las intoxicaciones alimentarias pueden estar causadas por diversos agentes infecciosos, que pueden ser bacterias, virus o parásitos, y también por sus toxinas, que contaminan los alimentos que consumimos”, según explica el doctor Ángel Lancho, especialista del Servicio de Digestivo del hospital Ribera Polusa, que añade que las más frecuentes son las producidas por bacterias como la Salmonella, el Campylobacter, o el E. Coli o Listeria “que proliferan en alimentos mal cocinados o conservados, produciendo síntomas como náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, malestar o fiebre”.
Cristina Ortega, nutricionista del Hospital Universitario de Torrejón, recuerda que el calor no controlado “genera un efecto de maduración acelerada en los alimentos y puede desencadenar la alteración en el crecimiento de organismos patógenos en ellos y provocar una intoxicación”. El doctor Ángel Martín Joven, jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Ribera Povisa, en Vigo, explica que “las bacterias se multiplican más fácilmente con temperaturas entre los 5 y los 65 grados y, por lo tanto, es aconsejable mantener los alimentos en el frigorífico por debajo de los 5 grados, y en el caso de comidas calientes, cocinarlas por encima de los 65 grados”.
El doctor Lancho hace hincapié en que “una misma intoxicación en un grupo de personas puede producir síntomas muy leves en unos, ausencia de síntomas en otros y enfermedad grave e incluso riesgo vital en los más vulnerables”. “Esto depende, además de la cantidad de alimento en mal estado ingerida, de diversos factores individuales, como la edad o el estado de salud”, añade. Pero sin duda, todos los profesionales coinciden al afirmar que “las personas con más riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias y de que éstas alcancen una mayor gravedad son los niños pequeños y los ancianos, las embarazadas y las personas con el sistema inmune debilitado, ya sea por enfermedades crónicas o por tratamientos como los que se administran para el cáncer o algunas enfermedades autoinmunes”, tal y como detalla el doctor Lancho. Esto no quiere decir, añade, que “las personas que no cumplen estas características, que a priori son más resistentes, estén exentas de riesgo, ya que determinados agentes causales pueden llegar a producir una enfermedad grave también en adultos jóvenes y sanos”.
Y ¿qué alimentos son más seguros y cuáles es mejor evitar para no arriesgarnos a una intoxicación? Cristina Ortega explica que “todos los alimentos que se encuentran en unas óptimas condiciones de conservación, los alimentos bien cocinados, que hayan sido expuestos en sitios a altas temperaturas durante tiempo determinado y los lácteos pasteurizados no tienen por qué generar ningún problema”. Para el doctor Lancho “es prácticamente imposible hablar de alimentos completamente seguros” y considera “más importante conocer las medidas básicas para prevenir el crecimiento de microorganismos”. Es decir, la prevención de este tipo de situaciones, como asegura el doctor Martín Joven: “Es clave el lavado frecuente de manos y de los utensilios de cocina”.
Todos ellos recomiendan evitar la carne poco cocinada, especialmente la picada, los pescados crudos, los lácteos no pasteurizados, los productos que contienen huevo crudo como tortillas sin cuajar por dentro o platos que contengan mahonesa, postres con nata o crema pastelera a temperatura ambiente, vegetales que se consumen crudos sin pelar y anteriormente no se han lavado o no se puede garantizar la higiene de manos de quien los ha manipulado, arroces u otros guisos preparados con antelación y que se mantienen a temperatura de riesgo varias horas y alimentos listos para el consumo cuando no se han respetan las condiciones de uso, conservación o fecha de caducidad.
Además, insisten en que los ciudadanos garanticen que beben agua potable, sobre todo en excursiones y picnics, y que mantienen la cadena de frío en las sobremesas y salidas a la playa y la montaña a pasar el día.