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    Povisa crea la primera Unidad de Disfagia de Galicia

    Las alteraciones en la capacidad de deglución provocan reingresos hospitalarios y graves alteraciones en la salud de los pacientes

    Solo en Estados Unidos, el coste sanitario de la disfagia se estima en unos 459 millones de dólares anuales

    En la nueva unidad, de carácter multidisciplinar, están involucrados los servicios de Rehabilitación, Otorrinolaringología y Nutrición

     

    Martes, 15 de marzo de 2016.- Povisa se ha convertido en el primer hospital de Galicia, y uno de los primeros de España, en crear una unidad de Disfagia.

    La disfagia orofaríngea no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma asociado a varias enfermedades que consiste en la dificultad para tragar producida por la alteración anatómica o funcional de las estructuras que intervienen en la deglución, pudiendo causar malnutrición, deshidratación y neumonía, y aumentando de forma considerable la morbimortalidad.

    La nueva unidad tiene carácter multidisciplinar e involucra a los servicios de Rehabilitación, Otorrinolaringología y Nutrición. Su objetivo es minimizar las complicaciones asociadas a la disfagia, detectando a aquellos pacientes susceptibles de padecerla, estudiándolos y estableciendo qué tipo de alimentación debe administrárseles. Para ello, se ha puesto en marcha un protocolo, único en España, que lleva un año implantándose en pacientes con ictus, y que clasifica a los pacientes en tres grupos, los que no pueden tomar una dieta normal por grave riesgo de aspiración, los que pueden tomar solo dietas adaptadas y mediantes maniobras posturales específicas y los que pueden comenzar a tomar una dieta normal.

    Estos pacientes son supervisados por una logopeda, quien fija un programa específico de ejercicios diarios que mejoran los movimientos de la boca, la lengua y la faringe. Además, el servicio de Nutrición está elaborando dietas específicas que permitirán trabajar con alimentos seguros, es decir, con texturas y tamaños adaptados a los pacientes que todavía no pueden tomar una dieta normal. También, con colaboración del personal de enfermería y la ayuda de material multimedia disponible en las terminales de las camas, se forma a las familias y a las personas que estarán a cargo de los pacientes una vez hayan abandonado el hospital, para que contribuyan a su correcta alimentación y eviten complicaciones en la salud –normalmente neumonías, provocadas por la aspiración de alimentos en las vías aéreas- asociadas a la incorrecta deglución

    Graves consecuencias

    La disfagia es una de las causas más infradiagnosticadas de reingresos hospitalarios. Según los últimos estudios publicados en Estados Unidos, solo en ese país el coste sanitario de las neumonías asociadas a la disfagia, en pacientes con ictus, ronda los 459 millones de dólares anuales. Además, tiene un efecto devastador sobre la salud del paciente y puede llegar a causar su muerte. De hecho, el 51% de las muertes del ictus, en los primeros treinta días, se atribuye a neumonías por aspiración provocadas por disfagia.

    Se trata, por otro lado, de un síntoma bastante común, asociado a diversos tipos de cánceres y a enfermedades neurológicas, ya que aparece en el 65% de los ictus agudos, el 61% de los traumatismos cranoencefálicos, el 89% de los enfermos de Alzheimer, el 82% de los de Parkinson y acaba apareciendo en el 100% de los enfermos de ELA. También es muy habitual la disfagia asociada a la edad, ya que el envejecimiento modifica a veces el funcionamiento fisiológico y los mecanismos neurales que controlan la función deglutoria.

    Además del impacto en la salud del paciente y en el coste sanitario, la disfagia tiene una enorme repercusión en la vida social del que la padece. Un estudio reciente sobre 360 pacientes con disfagia de 4 países europeos, entre ellos España, reveló que, pese a que el 84% de ellos consideraba la comida en compañía como una experiencia placentera, solo el 45% se atrevía a hacerlo, mientras el resto prefería comer en soledad por miedo a la disfagia y el 41% reconocía pasar miedo y ansiedad cuando se veía obligado a comer junto a otras personas.