- El 40% de los hombres adultos ronca habitualmente, al igual que el 24% de las mujeres, pero no debe normalizarse ni banalizarse como un hecho normal.
- La roncopatía, en los casos más severos, puede causar diversas complicaciones a nivel cardiovascular, siendo la más frecuente la hipertensión arterial.
El ronquido es el síntoma guía de una enfermedad única que es la roncopatía crónica y que presenta varios grados de severidad siendo el más grave el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). La especialista del hospital Ribera Povisa, la doctora Isabel Martínez Egido, recomienda acudir a consulta para valorar cada caso ya que puede derivar en complicaciones cardiovasculares y aumenta significativamente el riesgo de sufrir un accidente.
El 40% de los hombres adultos ronca habitualmente, al igual que el 24% de las mujeres, pero no debe normalizarse ni banalizarse como un hecho normal. “La roncopatía puede causar problemas de convivencia familiar y social. Con frecuencia no se le da importancia, pero llega a ser perjudicial para el paciente y su familia. En los casos más severos, aquellos en los que se diagnostica apnea obstructiva del sueño, tiene repercusiones serias sobre el organismo”, explica la doctora.
Las apneas son pausas respiratorias durante el sueño de una duración superior a 10 segundos. Se considera apnea obstructiva del sueño (SAOS) si se detectan más de 15 apneas por hora o más de cinco apneas por hora acompañado de somnolencia o cansancio diurno excesivos.
“Las apneas obstructivas dificultan un descanso nocturno adecuado y como consecuencia se produce una excesiva somnolencia durante el día, cefaleas, cansancio crónico, disminución de la atención e irritabilidad… Todo esto aumenta el riesgo de sufrir accidentes laborales y de tráfico. También conlleva diversas complicaciones a nivel cardiovascular, siendo la más frecuente la hipertensión arterial secundaria y con la diabetes mellitus tipo 2”, apunta la doctora.
El hospital Ribera Povisa cuenta con una Unidad de Roncopatías en la que se evalúa cada caso y se proponen opciones de tratamiento. En la consulta se realiza una historia clínica detallada del paciente con una primera exploración de la nariz y garganta mediante fibroscopio.
“La prueba de referencia para el diagnóstico de la apnea es la polisomnografía, para la que el paciente debe dormir una noche en la Unidad del Sueño. También se puede realizar una poligrafía respiratoria en el domicilio. Estas pruebas detectan el índice de apneas y su repercusión a nivel cardiorrespiratorio”, detalla la doctora Martínez Egido, responsable del servicio de roncopatías.
“Se puede completar el estudio realizando una somnoendoscopia, que consiste en una exploración de la vía aérea bajo sedación, que nos indica las zonas donde se produce la obstrucción a nivel del paladar y la faringe. Con los resultados de todas las exploraciones ya podemos establecer algunas clasificaciones útiles a la hora de orientar el tratamiento, que puede ser quirúrgico sobre la nariz o la faringe, mediante dispositivos de avance mandibular o con adaptación de CPAP (Presión Positiva Continua de la vía Aérea)”, apunta.
El género, los fármacos, el consumo de alcohol, el hábito del tabaquismo y la obesidad son factores generales que favorecen el colapso de la vía aérea, que a la larga puede derivar en complicaciones cardiovasculares.
La doctora Martínez Egido comparte algunos buenos hábitos que ayudan a prevenir o disminuir los ronquidos: “Se recomienda una buena higiene del sueño con horarios regulares, evitar las cenas abundantes y el alcohol y sedantes. Cuando hay sobrepeso, adelgazar ayuda a reducir los ronquidos. Se puede intentar mejorar la respiración a través de la nariz mediante la colocación de dilatadores y tratando la congestión nasal. También es más favorable dormir de lado y con la cabecera algo elevada”.