Noticia publicada por el Faro de Vigo
- El alzhéimer es uno de los grandes retos sanitarios. Solo en Galicia se calcula que hay unas 70.500 personas con esta u otra demencia. Hoy se sabe que esta enfemedad comienza décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos. Adelantarse a ellos es el gran desafío.
Ningún sistema sanitario del mundo está preparado para el reto que supone el alzhéimer, según José Ramón Lorenzo, jefe del Servicio de Neurología del centro Ribera Povisa de Vigo y coordinador del Grupo de Estudio de Demencias de la Sociedade Galega de Neuroloxía (SGN), de la que también es vicepresidente. Este viernes y sábado, el Grupo de Demencias de la SGN celebra en Santiago su quinta reunión anual, en la que se abordarán temas como biomarcadores, neuroimagen, algoritmos diagnósticos, estudios genéticos, tratamientos presentes y futuros, el impacto sociosanitario y el futuro de la investigación. El doctor Lorenzo es uno de los coordinadores de este encuentro, donde moderará una mesa y hablará del futuro de la investigación en demencia.
-¿Sabemos del alzhéimer mucho más que hace veinte años?
-Sí, sabemos mucho, pero aún falta mucho por saber; aún hay muchas respuestas sin contestar. Y es más, cada vez que contestamos una respuesta, nos surgen cuatro o cinco dudas nuevas.
-La percepción es que los avances cientìficos en este campo son lentos.
-Claro que van lentos, porque ¿cómo puedo yo estudiar qué sucede a nivel microscópico, a nivel bioquímico en el cerebro sin matarlo? Es imposible. Ahora mismo no tenemos esa capacidad. Entonces, tenemos que hacer deducciones indirectas y eso hace que los avances vayan más lentos.
-Actualmente, el diagnóstico de la enfermad es clínico, pero ¿hacia dónde se dirige?
-Para mí personalmente, el futuro está en el uso de los biomarcadores. Lo más apasionante es poder tener algo que me diga: «Usted tiene un riesgo elevado de tener la enfermedad, pero aún no la tiene». Hacia ahí es donde tenemos que ir. Que haya nuevos tratamientos es muy importante, pero el poder saber el paciente que de verdad se puede beneficiar del fármaco es más importante, y ahí es donde entran en juego los criterios de diagnóstico y los biomarcadores, que pueden ser en sangre, en líquido cefalorraquídeo, biomarcadores de imagen… Ya están apareciendo artículos científicos que hablan del posible uso de los biomarcadores en atención primaria, no tanto para decir «usted puede tener la enfermedad» como para decir «usted ahora mismo no la tiene». A la persona le estás quitando un peso enorme de encima, pero además es un paciente que ya no sigue el circuito y que lo deja libre para otros.
-Porque es, además, una enfermedad que asusta, sobre todo a quienes tienen algún caso en la familia.
-Esta enfermedad es terrorífica en el sentido de que destruye a la persona. Dejas de ser tú. Llega un momento que pasas a ser solamente un cuerpo, un cuerpo primitivo: siente, padece, pero nada más. Por eso, para las personas que lo tienen que cuidar es muy duro. Por eso es fundamental el papel que realizan las asociaciones de enfermos y familiares.
-La edad es uno de los factores de riesgo del alzhéimer. Si cada vez vivimos más es de prever que aumente. ¿Estamos preparados para asumir este reto?
-No. No hay ningún sistema sanitario en el mundo que lo esté. No solo es que vivamos más años, sino que ahora estamos diagnosticando enfermos cada vez más viejos. Antes diagnosticábamos los primeros síntomas con los 60 o 70 años; ahora con 90.
«Ningún sistema sanitario está preparado para el reto que supone esta enfermedad»
-¿Por qué?
-Porque ahora mismo en el primer mundo, el nivel cultural es mayor, hay más rendimiento, más actividad intelectual y cultural, cuidamos más los factores de riesgo vascular, hacemos ejercicio… y estas cosas retrasan hasta diez años la aparición de la enfermedad y por eso ahora estamos diagnosticando a los enfermos con más edad. Si desde edades tempranas hago todo esto, se lo estaré poniendo difícil a la demencia. Es más, tú puedes morir con el cerebro plagado de alzhéimer, pero como has hecho todo eso, no has manifestado ni un solo síntoma de la enfermedad.
-¿Cuáles son los principales avances en cuanto a posibles tratamientos?
-Ahora mismo no tenemos nada. La Agencia Europea del Medicamento ha autorizado el inicio de comercialización del lecanemab (Leqembi), pero hay que ir despacio y decidiendo bien los pasos para ver dónde funciona. Los medicamentos tienen su lado bueno y su lado malo y el malo son los efectos adversos. Si se suministra indiscriminadamente, los efectos adversos van a ser más importantes que los beneficios y destruiremos el medicamento. El problema del alzhéimer es que llegamos tarde al tratamiento, porque los síntomas aparecen cuando los depósitos de amiloide ya han matado la neurona, y esta no se puede recuperar. Si fuésemos capaces de saber que en esa persona el depósito de amiloide es patológico, porque en la persona normal también se deposita, y va a desencadenar alzhéimer, se le podría dar el fármaco y le evitaríamos el problema. Sin embargo, esto hoy no es posible, y de ahí la importancia de poder implementar el uso de biomarcadores.