Noticia publicada por El Diario de Ferrol
Hablar de dolor, sangrado o molestias en la zona anal no es sencillo para la mayoría de pacientes. Durante años, la proctología ha sido uno de los ámbitos médicos más silenciados, rodeado de pudor, vergüenza y retraso en la consulta. “Las personas tardan años en acudir, aun teniendo síntomas”, reconoce la Dra. Noemí López González, especialista en Cirugía General y Digestiva, responsable de la Unidad de Proctología del Hospital Ribera Juan Cardona.
Pero la realidad es clara: la proctología trata problemas comunes que pueden mermar la vida diaria mucho más de lo que la gente reconoce. Y, lo más importante, no todo desemboca en quirófano. Muchas patologías se resuelven con hábitos saludables, fisioterapia, dieta o tratamientos sencillos.
Qué es la proctología y cuándo acudir
La Dra. López define la especialidad como “la rama de la cirugía general que estudia y trata los problemas del suelo pélvico”. No solo abarca recto y ano, también el conjunto muscular que sostiene nuestras vísceras y permite funciones básicas como defecar sin dolor.
Entre las patologías más frecuentes que ve en consulta aparecen las hemorroides, fisuras y fístulas perianales, además de otros trastornos menos conocidos pero igual de incapacitantes. Aun así, muchos pacientes normalizan los síntomas, especialmente el dolor, y solo reaccionan al ver sangrado.
“El sangrado es el síntoma que más alarma, pero el dolor y las molestias continuadas también son motivo de consulta. No son normales y se pueden mejorar”, afirma la profesional.
Por qué el miedo retrasa el diagnóstico
Todavía existe vergüenza, y ese pudor hace que muchas personas convivan con molestias durante meses e incluso años. “La gente vive con incertidumbre, sangrando ocasionalmente, evitando hablar del tema. El miedo y la vergüenza bloquean, y es una pena porque gran parte de estos problemas tienen solución,” afirma la doctora.
El falso imaginario de que todo acaba en cirugía frena aún más a los pacientes. Sin embargo, casi la mitad de quienes acuden pensando tener hemorroides no las tienen realmente. Son alteraciones del suelo pélvico que mejoran con cambios de hábitos y sin pasar por un quirófano. “No todo paciente que entra en consulta termina operándose. Muchas veces basta con corregir la postura al defecar, mejorar la dieta o entrenar el suelo pélvico”, destaca la profesional.
Un servicio especializado y completo en el Hospital Ribera Juan Cardona
El hospital cuenta con un servicio específicamente orientado al diagnóstico y tratamiento integral de la patología anorrectal.
La Dra. López, con máster en proctología y formación de posgrado en suelo pélvico, está al frente de esta unidad. Además, el centro dispone de:
- Servicio de radiología especializado.
- Endoscopia digestiva avanzada.
- Consulta específica de suelo pélvico.
- Exploraciones diagnósticas en quirófano cuando es necesario.
Las intervenciones más habituales son la hemorroidectomía, la ligadura de hemorroides y la cirugía de fisuras y fístulas, aunque el abordaje no siempre es quirúrgico. La mitad de los casos pueden resolverse con medidas conservadoras.
Hábitos que dañan el suelo pélvico (y cómo prevenirlos)
Una alimentación pobre en fibra, sedentarismo y malos hábitos de evacuación son el origen de la mayoría de problemas. Permanecer sentado demasiado tiempo en el inodoro, ignorar las señales del cuerpo o adoptar malas posturas puede generar lesiones progresivas.
“Una deposición sana no debería durar más de cinco minutos. Si se necesita más, algo está fallando y es momento de consultar”, destaca la profesional.
La especialista recomienda una dieta rica en fibra acompañada de 1,5 a 2 litros de agua diarios, ejercicio moderado y entrenamiento del suelo pélvico.
Un mensaje para quienes aún sienten pudor
El mayor bloqueo no es el dolor, sino la vergüenza. Muchas personas viven con miedo a consultar por pensar que serán operadas o por pudor al exponerse. Sin embargo, la realidad es otra: “Nosotros nos dedicamos a esto. Lo vemos cada día, sin prejuicios. Solo se puede ganar calidad de vida viniendo a consulta”.
Un diagnóstico adecuado permite tratar antes, sufrir menos y evitar complicaciones. La clave está en dar el paso. “Mejorar está, literalmente, a una cita de distancia”, añade.



